Haz el bien; busca la justicia
(cf. Isaías 1,17)
Texto bíblico para el 2023
Isaías 1,12-18
Cuando entráis en mi presencia y penetráis por mis atrios, ¿quién os exige esas cosas? No traigáis más ofrendas injustas, el humo de su cremación me resulta insoportable. Novilunio, sábado, asamblea… no soporto reuniones de malvados. Odio novilunios y fiestas, me resultan ya insoportables, intento en vano aguantarlos. Cuando tendéis las manos suplicantes, aparto mi vista de vosotros; por más que aumentéis las oraciones, no pienso darles oído; vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos; apartad de mi vista todas vuestras fechorías; dejad ya de hacer el mal. Aprended a hacer el bien, tomad decisiones justas, restableced al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda.
Venid y discutamos esto, dice el Señor. Aunque sean vuestros pecados tan rojos como la grana, blanquearán como la nieve; aunque sean como la púrpura, como lana quedarán.
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
Introducción al tema del año 2023
Haz el bien; busca la justicia (cf. Isaías 1,17)
Isaías, contemporáneo a Amós, Miqueas y Oseas, vivió y profetizó en Judea durante el siglo VIII a.C., que fue el final de un período de florecimiento económico y de estabilidad política tanto para Israel como para Judea, ante la debilidad de las dos "superpotencias" de la época, Egipto y Asiria. Sin embargo, también fue un período en el que la injusticia, la inequidad y las desigualdades eran rampantes en ambos reinos.
Este período también vio prosperar la religión como un ritual y una expresión formal de la creencia en Dios, expresada en las ofrendas y sacrificios del Templo. Esta religión formal y ritual era presidida por los sacerdotes, que también eran los beneficiarios de la generosidad de los ricos y poderosos. Debido a la proximidad física y la interrelación entre el palacio real y el Templo, el poder y la influencia quedaron casi por completo en manos del rey y los sacerdotes, ninguno de los cuales, durante este período, defendió a aquellos que estaban soportando la opresión y la inequidad. En la cosmovisión de este tiempo (algo que se repite a lo largo de la historia), los ricos y quienes hacían numerosas ofrendas se consideraban como buenos y bendecidos por Dios, mientras que los pobres, que no podían hacer muchas ofrendas, eran vistos como gente malvada y maldecida por Dios. Los pobres era frecuentemente denigrados por su incapacidad económica para participar plenamente en la liturgia del Templo.
Isaías profetizó en este contexto, tratando de despertar la conciencia del pueblo de Judea ante esta situación. En lugar de encumbrar la religiosidad contemporánea como una bendición, Isaías la consideró como una herida abierta y un sacrilegio ante el Todopoderoso. La injusticia y la desigualdad condujeron a la fragmentación y la desunión. Sus profecías denunciaron las estructuras políticas, sociales y religiosas y la hipocresía de los sacrificios ofrecidos al tiempo que se oprimía a los pobres. Habló con vigor contra los líderes corruptos y a favor de los desfavorecidos, poniendo solo en Dios la fuente del derecho y la justicia.
El grupo de trabajo designado por el Consejo de Iglesias de Minnesota eligió un versículo del primer capítulo del profeta Isaías como el texto central de la Semana de Oración: “aprended a hacer el bien, tomad decisiones justas, restableced al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda” (1,17).
Isaías enseñó que Dios demanda de todos nosotros derecho y justicia en todo momento y en todos los ámbitos de la vida. En nuestro mundo se encuentran también hoy muchos de los desafíos de la división que Isaías denunció en su predicación. La justicia, el derecho y la unidad emanan del profundo amor de Dios por cada uno de nosotros, y expresan quién es Dios y cómo espera que nos relacionemos entre nosotros. El mandamiento de Dios de crear una nueva humanidad “de toda nación, raza, pueblo y lengua” (Ap 7,9) nos impele a la paz y la unidad que Dios desea para su creación.
El lenguaje del profeta con respecto a la religiosidad de la época es implacable: “No traigáis más ofrendas injustas, el humo de su cremación me resulta insoportable… Cuando tendéis las manos suplicantes, aparto mi vista de vosotros” (vv. 13,15). Una vez que ha pronunciado estas duras condenas, diagnosticando estos abusos, Isaías ofrece el remedio para estas iniquidades. Él instruye 4 al pueblo de Dios diciendo: “Lavaos, purificaos; apartad de mi vista todas vuestras fechorías; dejad ya de hacer el mal” (v. 16).
Hoy en día, la separación y la opresión continúan manifestándose cuando a determinados grupos o clases se le otorgan privilegios por encima de los demás. El pecado del racismo es evidente en cualquier creencia o práctica que distinga o eleve a una “raza”1 sobre otra. Cuando va acompañado o sostenido por desequilibrios en el poder, el prejuicio racial se extiende más allá de las relaciones individuales hacia las estructuras mismas de la sociedad, lo que conlleva la perpetuación sistémica del racismo. Su existencia ha beneficiado injustamente a algunos, incluidas las iglesias, y ha oprimido y excluido a otros, simplemente por el color de su piel y o por prejuicios culturales vinculados a la percepción de la “raza”.
Al igual que estas personas religiosas a quienes los profetas bíblicos denuncian con tanta vehemencia, hay cristianos que han apoyado o continúan apoyando y perpetuando los prejuicios, la opresión y la división. La historia muestra que, en lugar de reconocer la dignidad de cada ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, los cristianos se han involucrado con demasiada frecuencia en estructuras de pecado como la esclavitud, la colonización, la segregación y el apartheid, que han despojado a otros de su dignidad por motivos espurios de raza. Tampoco dentro de las iglesias, los cristianos han sido capaces de reconocer la dignidad de cada bautizado y han menospreciado a sus hermanos y hermanas en Cristo en función de una supuesta diferencia racial.
El Rvdo. Dr. Martin Luther King Jr. dijo de forma memorable: “Es una de las tragedias de nuestra nación, una de las tragedias vergonzosas, que las 11 en punto de la mañana de los domingos sea una de las horas más segregadas, si no la hora más segregada en la América cristiana”. Esta afirmación muestra la convergencia entre la desunión de los cristianos y la desunión de la humanidad. Toda división tiene su raíz en el pecado, es decir, en actitudes y acciones que van en contra de la unidad que Dios desea para su creación. Trágicamente, el racismo es parte del pecado que ha dividido a los cristianos, y ha hecho que tengan que rezar separados y en distintos edificios, hasta el punto de la división entre las comunidades cristianas en determinados casos.
Desafortunadamente, las cosas no han cambiado mucho respecto al momento en que Martin Luther King pronunciara esta frase. La franja horaria de las 11:00 de la mañana, que es la más común para la liturgia del domingo, por lo general, sigue sin manifestar la unidad cristiana, sino más bien la división, por principios raciales, sociales y denominacionales. Como profetizó Isaías, esta hipocresía de las personas de fe ofende a Dios: “por más que aumentéis las oraciones, no pienso darles oído; vuestras manos están llenas de sangre” (v. 15).
Aprended a hacer el bien
En el pasaje de las Escrituras elegido para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de 2023, el profeta Isaías nos enseña cómo debemos curar estos males.
Aprender a actuar con justicia exige una autorreflexión. La Semana de Oración es el momento perfecto para que los cristianos reconozcan que las divisiones entre nuestras iglesias y confesiones no pueden separarse de las divisiones de la familia humana. Orar juntos por la unidad de los cristianos nos permite reflexionar sobre lo que nos une y comprometernos a afrontar la opresión y la división que se da en la humanidad.
El profeta Miqueas señala que Dios ha establecido qué es el bien y especifica lo que quiere de nosotros: “respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6,8). Actuar con justicia implica el respeto hacia todas las personas. La justicia requiere un trato verdaderamente equitativo para abordar las desventajas históricas basadas en el concepto de “raza”, género, religión y condición socioeconómica. Caminar humildemente con Dios obliga al arrepentimiento, a la reparación y, finalmente, a la reconciliación. Dios espera de nosotros la unidad en una responsabilidad compartida en equidad en favor de todos los hijos de Dios. La unidad de los cristianos debe ser signo y anticipo de la reconciliación de toda la creación. Sin embargo, la división entre los cristianos debilita la fuerza del signo, reforzando la división en lugar de sanar las rupturas del mundo, que es la misión de la Iglesia.
Buscad la justicia
Isaías aconseja a Judea que busque la justicia (v. 17), que supone el reconocimiento de la existencia de la injusticia y de la opresión en su sociedad. Él implora al pueblo de Judá que revoque este status quo. Buscar justicia requiere que nos enfrentemos a aquellos que infligen el mal a los demás. No es una tarea fácil y a veces conducirá al conflicto, pero Jesús nos asegura que defender la justicia frente a la opresión conduce al reino de los cielos. “Felices los que sufren persecución por cumplir la voluntad de Dios, porque suyo es el reino de los cielos” (Mateo 5,10). Las iglesias deben reconocer cómo en muchas partes del mundo se han ajustado a las normas sociales y han guardado silencio o se han prestado a una complicidad activa con la injusticia racial. El prejuicio racial ha sido una de las causas de la división de los cristianos que ha desgarrado el Cuerpo de Cristo. Las ideologías tóxicas, como la supremacía de los blancos o la doctrina del descubrimiento2, han causado mucho daño, particularmente en América del Norte y en las tierras colonizadas en todo el mundo por las potencias europeas blancas a lo largo de los siglos. Como cristianos debemos estar dispuestos a romper con estos sistemas de opresión y a abogar por la justicia.
El año en el que el grupo de los redactores de Minnesota estaba preparando los textos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos estuvo marcado por el mal y la opresión en sus muchas formas en todo el mundo. La pandemia de Covid-19 ha incrementado este sufrimiento en muchas regiones, especialmente en el hemisferio Sur, donde muchos han experimentado la carencia incluso de lo básico para subsistir, o no se ha dado la asistencia elemental. El autor del libro del Eclesiastés parecía estar hablando de la experiencia actual: “Volví a considerar todas las opresiones que se comenten bajo el sol. Ahí está el llanto de los oprimidos, ¡y no encuentran consuelo! La fuerza en manos de sus opresores, ¡y no encuentran consuelo!” (Ecl. 4,1).
La opresión es perjudicial para toda la raza humana. No puede haber unidad sin justicia. Al orar por la unidad de los cristianos, debemos reconocer la opresión de nuestra generación actual y estar dispuestos al arrepentimiento por nuestros pecados. Podemos hacer nuestro el mandato de Isaías: “lavaos, purificaos” (v. 16) porque “vuestras manos están llenas de sangre” (v. 15)
Restableced al oprimido
La Biblia nos dice que no se puede separar nuestra relación con Cristo de nuestra actitud hacia todo el pueblo de Dios, particularmente “del más pequeño de mis hermanos” (Mt 25,40). Nuestro compromiso mutuo requiere que nos involucremos en mishpat, la palabra hebrea para referirse a la justicia restaurativa, abogando por aquellos cuyas voces no han sido escuchadas, desmantelando estructuras que crean y favorecen la injusticia, y construyendo otras que promuevan y garanticen que todos reciban un trato justo y se respeten sus derechos. Esta tarea, más allá de nuestros amigos, familiares y congregaciones, debe extenderse a toda la humanidad. Los cristianos están llamados a salir y escuchar los gritos de todos los que sufren, para comprender mejor y responder a sus historias de sufrimiento y sus situaciones traumáticas. El Rvdo. Dr. Martin Luther King Jr. a menudo decía que “un motín es el lenguaje de los no escuchados”. Cuando surgen protestas y disturbios civiles, frecuentemente es porque las voces de los manifestantes no han sido escuchadas. Si las iglesias unen sus voces a las de los oprimidos, su grito por la justicia y la liberación se amplificará. Servimos y amamos a Dios y a nuestro prójimo sirviéndonos y amándonos unos a otros en unidad.
Haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda
Las viudas y los huérfanos ocupan un lugar especial en la Biblia hebrea, junto a los extranjeros, pues representan a los miembros más vulnerables de la sociedad. En el contexto de la prosperidad económica de la Judea de la época de Isaías, la situación de los huérfanos y las viudas era desesperada, ya que se les privaba de la protección y del derecho a poseer tierras y, por lo tanto, de la capacidad de mantenerse a sí mismos. El profeta llamó a la comunidad, que se regocijaba en su prosperidad, a no descuidar la defensa y la manutención de los más pobres y vulnerables. Esta llamada profética resuena en nuestro tiempo, y nos llama a preguntarnos: ¿quiénes son las personas más vulnerables de nuestra sociedad?
¿De quiénes son las voces que no se escuchan en nuestras comunidades? ¿Quién no está representado en la mesa? ¿Por qué? ¿Qué iglesias y comunidades faltan en nuestros diálogos, nuestra acción común y nuestra oración por la unidad de los cristianos? Al orar juntos durante esta Semana de Oración, ¿qué estamos dispuestos a hacer con respecto a estas voces ausentes?
Conclusión
Isaías desafió al pueblo de Dios en su tiempo a aprender a hacer el bien juntos; para buscar juntos la justicia, para rescatar juntos a los oprimidos, para defender juntos al huérfano y a la viuda. El desafío del profeta se aplica igualmente a nosotros hoy. ¿Cómo podemos vivir nuestra unidad como cristianos afrontando los males e injusticias de nuestro tiempo? ¿Cómo podemos entablar un diálogo, aumentar la sensibilidad, la comprensión y el entendimiento recíproco de la propia experiencia vital?
Estas oraciones y encuentros del corazón tienen el poder de transformarnos, individual y colectivamente. Estemos abiertos a la presencia de Dios en todos estos encuentros en los que se obrará nuestra transformación, para desmantelar los sistemas de opresión y sanar los pecados del racismo. Juntos, trabajemos en la lucha por la justicia en nuestra sociedad. Todos pertenecemos a Cristo.
La preparación del material para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de 2023
Tanto la elección del tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos para el año 2023, como la preparación de los materiales, ha sido llevado a cabo por un grupo de cristianos de los Estados Unidos de América (EEUU) convocado por el Consejo de Iglesias de Minnesota. En diciembre de 2020, el grupo se reunió por primera vez online, muchos se conocían y todos sabían del trabajo del Consejo de Iglesias de Minnesota, del que algunos eran líderes, además de ser miembros activos y/o pastores en sus propias congregaciones y comunidades. El grupo internacional encargado de preparar los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de 2023, bajo el patrocinio del Pontificio Consejo (hoy Dicasterio) para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, se reunió con los delegados del Consejo de Iglesias de Minnesota en el Château de Bossey, Suiza, del 19 al 23 de septiembre de 2021.
Durante años, Minnesota ha tenido algunas de las peores disparidades raciales en la nación. Minnesota vivió en 1862 la mayor ejecución masiva en la historia de los Estados Unidos, cuando 38 miembros del pueblo indígena de Dakota fueron ahorcados en Mankato, el día después de Navidad, tras la Guerra entre Estados Unidos y Dakota. Mientras se preparaban para morir, los 38 cantaron el himno Wakantanka taku nitawa (Muchas y Grandes), cuya versión se incluye en la celebración ecuménica. Más recientemente, Minnesota ha sido el escenario en el que se ha rendido cuentas por la cuestión racial. Sucedió cuando el mundo fue confinado en marzo de 2020 a causa del Covid-19, entonces el asesinato del joven afroamericano, George Floyd, a manos del oficial de la policía de Minneapolis, Derek Chauvin, hizo salir a las calles a personas de todo el mundo con un mismo sentimiento de unidad y de indignación, para protestar por la injusticia que habían presenciado a través de sus pantallas de televisión. Chauvin, que fue despedido inmediatamente después de la agresión3, se convirtió en el primer oficial de policía en la historia moderna condenado por asesinar a una persona negra en Minnesota.
La historia del maltrato de las comunidades de color en Estados Unidos ha creado amplias desigualdades y desavenencias relacionales entre las comunidades. En consecuencia, la historia de las iglesias en los Estados Unidos incluye la cuestión racial como un factor importante de división eclesial. En otras partes del mundo, otras cuestiones no doctrinales juegan un papel similar. Por ello, la tarea teológica por la unidad de la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias ha procurado mantener en conexión la búsqueda de la unidad de las iglesias y la destrucción de los muros de separación que se dan en la familia humana, como es el caso del racismo. Es por eso que la oración, especialmente la oración por la unidad de los cristianos, cobra un significado aún más importante cuando acontece en el corazón de la lucha contra lo que nos separa como seres humanos que han sido creados en igual dignidad, a imagen y semejanza de Dios4. El Consejo de Iglesias de Minnesota, que ya estaba involucrado en estas cuestiones raciales históricas, convocó a un grupo de trabajo que organizó las lecturas de las Escrituras, los temas, la música y la celebración litúrgica para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año.
El grupo de trabajo estaba compuesto por clérigos de distintas edades de Minnesota y líderes laicos que han estado trabajando en primera línea en esta situación complicada. Estos se hicieron cargo del cuidado espiritual y comunitario en la región y han sido testigos de las frustraciones y las lágrimas del pueblo de Dios. Los miembros de este grupo de trabajo representaban a muchas comunidades culturales y espirituales diferentes, y han incluido a las comunidades indígenas y afroamericanas que han estado en el centro de los recientes acontecimientos. Mientras se escribían estos materiales, estas comunidades continuaron experimentando ejecuciones extrajudiciales5, la muerte de niños debido al aumento de la violencia y las continuas privaciones como resultado de la pandemia.
Las reuniones de redacción online se convirtieron en un espacio seguro y sagrado en el que el grupo encontraba fuerza, apoyo y oración, a la vez que tenían que afrontar el ataque al Capitolio de Estados Unidos, el juicio del ex oficial Derek Chauvin y el aniversario del asesinato de George Floyd.
Los miembros del grupo de redacción eran hombres, mujeres, madres, padres, narradores de historias y curanderos. Todos ellos representaban diversas experiencias litúrgicas y expresiones espirituales, tanto de los pueblos indígenas de los Estados Unidos como de las comunidades que han emigrado de manera forzada o voluntaria, con diferentes niveles de apreciación de su propia historia lingüística y cultural, pero que coinciden en llamar hogar a esta región. Los miembros representaban regiones urbanas y suburbanas, así como a sus comunidades cristianas. Esta diversidad permitió una profunda reflexión y solidaridad con las distintas perspectivas.
Los miembros del grupo de redacción de Minnesota tienen la esperanza de que sus vivencias personales de racismo y denigración del ser humano sirvan como testimonio de la falta de humanidad que se da entre los hijos de Dios. También, como cristianos que encarnan el don de la unidad de Dios, tienen un profundo anhelo interior de abordar y erradicar las divisiones que nos impiden comprender y experimentar que todos somos miembros de Cristo.
Participantes en el Equipo Internacional
• Rvdo. Padre Martin Browne, OSB Abadía de Glenstal (Irlanda)
• Sra. Anne-Noëlle Clément Unidad Cristiana (Francia)
• Rvdo. Anthony Currer Pontificio Consejo (hoy Dicasterio) Promoción de la Unidad de los Cristianos (Vaticano)
• Dr. Masiiwa R. Gunda Programa ejecutivo para la abolición del Racismo, la Discriminación y la Xenofobia – CMI (Suiza)
• Rvdo. Dr. Odair Pedroso Mateus Director de Fe y Constitución – CMI (Suiza)
• Rvdo. Padre James Puglisi, SA Centro Pro Unione (Italia/EE.UU.), Fraile de la Expiación
• Rvdo. Dr. Mikie Roberts Programa ejecutivo para la Vida Espiritual –CMI (Suiza)
• Rvdo. Dr. Jochen Wagner Grupo de trabajo de las Iglesias cristianas en Alemania (Alemania)
Participantes del Consejo de Iglesias de Minnesota
• Rvdo. Dr. DeWayne L. Davis Pastor, Iglesia Unidad de Cristo de Plymouth, South Minneapolis
• Rvdo. Jia Starr Brown Pastor, Iglesia de la Primera Alianza, Minneapolis
• Rvdo. Anthony Galloway Pastor, Iglesia Metodista Africana de San Marcos, Duluth, Minnesota
• Rvdo. Stacy L. Smith Anciano Presidente, Iglesia Episcopal Metodista Africana del Distrito de St. Paul/Minneapolis
• Sra. Leslie E. Redmond Esq. Fundadora de Don't Complain Activate & Presidenta de Minneapolis NAACP
• Rvdo. Dr Kelly Sherman Conroy Iglesia Luterana de la Natividad, Minnesota
• Rvdo. Jim Bear Jacobs Consejo de Iglesias de Minnesota
• Rvdo. Antonio Machado Iglesia Evangélica Luterana de América
• Dra. Cynthia Bailey Manns Directora de Adult Education, Santa Juana de Arco, Iglesia Católica
• Rvdo. Dr Curtiss DeYoung CEO Consejo de Iglesias de Minnesota
• Rvda Dra. Amy Gohdes-Luhman Pastora, Iglesia Waconia Moravia, Waconia, Minnesota
Reflexiones bíblicas y oraciones para el octavario
DÍA 1
Aprended a hacer el bien
Lecturas
Is 1,12-18 Aprended a hacer el bien, tomad decisiones justas, restableced al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda.
Lc 10,25-36 Le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”
Reflexión
Según Isaías, Dios quiere que Judá no sólo practique la justicia, sino que abrace el principio de hacer siempre el bien. Dios quiere que no solo cuidemos a los huérfanos y las viudas, sino que obremos con justicia y busquemos el bien para ellos y para cualquier persona marginada por la sociedad. La palabra hebrea para bien es yaw-tab’ y significa estar contento, alegre, ser agradable, hacer el bien, hacer algo hermoso.
Ser cristiano significa ser discípulo. Todos los cristianos están bajo la Palabra de Dios, aprendiendo juntos lo que es hacer el bien, y quiénes son los necesitados de solidaridad. A medida que la sociedad se vuelve más indiferente ante las necesidades de los demás, nosotros, como hijos de Dios, debemos aprender a hacer nuestra la causa de nuestros hermanos y hermanas oprimidos diciendo la verdad a los poderosos y, si es necesario, defendiéndolos para que puedan vivir en paz y con justicia. ¡Haciendo esto siempre actuamos con justicia!
Nuestro empeño en erradicar el pecado del racismo para poder ser sanados requiere de nosotros que estemos preparados y dispuestos para entrar en relación con nuestras hermanas y hermanos cristianos.
Unidad de los cristianos
Un doctor de la ley le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” La respuesta de Jesús exige de nosotros que miremos por encima de las divisiones por motivos religiosos, tribales o nacionalistas para poder reconocer a nuestro prójimo necesitado. Los cristianos también deben ver más allá de estas divisiones que existen dentro de la familia cristiana para reconocer y amar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Desafío
¿Quiénes son los marginados u oprimidos en tu sociedad? ¿Cómo podrían las iglesias caminar juntas con estos hermanos y hermanas, responder a sus necesidades y hablar en su nombre?
Oración
Señor, llamaste a tu pueblo de la esclavitud a la libertad, danos fuerza y coraje para salir al encuentro de aquellos que están necesitados de justicia. Permítenos ver esta necesidad y proporcionar ayuda, y, a través de tu Espíritu Santo, reúnenos en el único redil de Jesucristo, nuestro Pastor. Amén.
DÍA 2
Cuando se hace justicia…
Lecturas
Pr 21,13-15 Cuando se cumple el derecho, el justo se alegra y los malhechores se echan a temblar.
Mt 23,23-25 No se preocupan de lo más importante de la ley, que es la justicia, la misericordia y la fe
Reflexión
Desde el principio, el Libro de Proverbios se propone dar a conocer la sabiduría y la educación en “justicia, derecho y honradez” (1,3). A través de sus oráculos de sabiduría, la llamada a actuar con justicia y a buscar la justicia es un estribillo constante que todos comparten y afirman rigurosamente, siendo más agradable a Dios que cualquier sacrificio. En una sola frase, que es una perla de sabiduría, el orador testifica que los justos se regocijan cuando se hace justicia. Pero la justicia molesta quienes practican la iniquidad. Los cristianos, allende sus separaciones, deben estar unidos en alegría cuando se hace justicia, y han de estar preparados cuando la práctica de la justicia conlleve la oposición de los demás. Cuando hacemos lo que el Señor nos pide y nos atrevemos a buscar la justicia, podemos encontrarnos insertos en un torbellino de resistencia y oposición a cualquier intento de hacer las cosas bien en favor de los más vulnerables que se encuentran entre nosotros.
Aquellos que se benefician de los sistemas y estructuras respaldadas por la idea de la supremacía de los blancos y otras ideologías como el sistema de castas o el “patriarcado”, pondrán impedimentos a la justicia, incluso ejerciendo la violencia. Pero buscar la justicia es golpear el corazón de los poderosos, abriendo espacio para la recta y estable sabiduría de Dios en un mundo que se muestra con frecuencia impasible ante el sufrimiento. Aun así, hay alegría cuando se actúa con justicia. Hay gozo cuando se afirma que “la vida de los negros importa” y se persigue que se haga justicia con aquellos que son oprimidos, sometidos y explotados, que son los preferidos de Dios.
Hay alegría en la búsqueda de la reconciliación con otros cristianos, pues de esa manera podemos servir mejor a la proclamación del reino. Dejemos que esa alegría se manifieste a través de nuestras experiencias compartidas de la presencia de Dios en comunidad, en aquellos espacios conocidos y desconocidos donde descubrimos a Dios caminando con nosotros hacia la salvación, la reconciliación y la unidad en Cristo.
Unidad de los cristianos
Los líderes religiosos a los que Jesús se dirige en el pasaje del Evangelio se han acostumbrado y se han acomodado a las injusticias del mundo. Se sienten a gusto cumpliendo los preceptos religiosos del diezmo de la menta, el eneldo y el comino, pero descuidan las exigencias más importantes y más desestabilizadoras de la justicia, la misericordia y la fidelidad. Del mismo modo, los cristianos nos hemos acostumbrado y acomodado a las divisiones que se dan entre nosotros. Somos fieles, en gran parte, a la observancia de los preceptos religiosos, pero descuidamos el desafiante deseo del Señor de que todos sus discípulos sean uno.
Desafío
¿Cómo pueden las congregaciones locales apoyarse mutuamente para resistir la oposición que puede derivarse de obrar con justicia?
Oración
Dios, tú eres la fuente de nuestra sabiduría. Te pedimos sabiduría y coraje para obrar con justicia y para enderezar aquello que está errado en nuestro mundo; te pedimos sabiduría y coraje para crecer en la unidad de tu Hijo, Jesucristo, que contigo y el Espíritu Santo, reina por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA 3
Haz justicia, ama la misericordia, camina humildemente
Lecturas
Mi 6,6-8 Lo que el Señor exige de ti, ser mortal, tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios
Mc 10,17-31 Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
Reflexión
Un nosotros, no un yo. El profeta advierte al pueblo lo que significa fidelidad a la alianza con Dios: “Lo que el Señor exige de ti, tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios”. En hebreo bíblico, la justicia y la bondad (misericordia) no son diferentes u opuestas entre sí. De hecho, están unidas en una sola palabra, mishpat. Dios nos ha mostrado lo que es bueno, pidiéndonos que practiquemos la justicia amando la bondad y caminando humildemente con tu Dios. Caminar humildemente con Dios significa caminar junto a los demás y, por lo tanto, no se trata solo de algo individual: mi caminar, mi amor.
El amor al que Dios nos invita es siempre un amor que nos reúne en comunión: un nosotros, no un yo. Esta perspectiva marca la diferencia en el modo de “practicar la justicia”. Como cristianos, actuamos con justicia para manifestar la presencia del reino de Dios en el mundo y, de esta manera, invitar a otros a entrar en este espacio de la bondad del amor de Dios. En el reino de Dios todos somos amados por igual como hijos de Dios, y como Iglesia de Dios estamos llamados a amarnos unos a otros como hermanos y hermanas e invitar a otros a participar de ese amor.
Practicar la justicia, amar la bondad y caminar humildemente con nuestro Dios es una llamada para todos los cristianos a trabajar juntos dando testimonio del reino de Dios en nuestras comunidades: como un nosotros, no como un yo.
Unidad de los cristianos
“Caminar humildemente” fue el gran desafío del joven rico que le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Había obedecido todos los mandamientos desde su juventud, pero no podía dar el paso para unirse a los discípulos de Jesús debido a su riqueza; estaba en deuda con sus posesiones. Qué difícil es para los cristianos soltar aquello que consideramos nuestras riquezas, que nos alejan de una riqueza mayor, la de unirnos a los discípulos de Jesús en la unidad de los cristianos.
Desafío
¿Cómo pueden nuestras iglesias responder mejor a las necesidades de nuestros prójimos más vulnerables? ¿Cómo podemos hacer para que cada voz sea respetada en nuestras comunidades?
Oración
Dios de amor y misericordia, Ensancha nuestra mirada para que podamos comprender la misión a la que estamos llamados junto a nuestros hermanos y hermanas cristianas, de manera que mostremos la justicia y la bondad misericordiosa de tu reino. Ayúdanos a acoger a nuestros prójimos como tu Hijo nos acogió. Ayúdanos a ser más generosos al dar testimonio de la gracia que nos has concedido por tu liberalidad. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
DÍA 4
Ahí está el llanto de los oprimidos
Lecturas
Ecl 4,1-5 Volví a considerar todas las opresiones que se cometen bajo el sol. Ahí está el llanto de los oprimidos, ¡y no encuentran consuelo! La fuerza en manos de sus opresores, ¡y no encuentran consuelo!
Mt 5,1-8 … Felices los que están tristes, porque Dios mismo los consolará
Reflexión
“Ahí está el llanto de los oprimidos”. Como se puede suponer, el escritor ha sido ya testigo de atrocidades como esta con anterioridad y con una escalofriante regularidad. Y, sin embargo, tal vez sea esta la primera vez que el escritor se ha fijado en las lágrimas de los oprimidos, se ha implicado plenamente en su dolor y en su humillación. Si bien es cierto que hay mucho que lamentar, una nueva mirada y una nueva visión supone un germen de esperanza: tal vez esta vez este testimonio conduzca al cambio y marque la diferencia.
Una joven miró y vio las lágrimas de los oprimidos. El video que grabó en su teléfono del asesinato de George Floyd en mayo de 2020 fue visto en todo el mundo y desató una ira sagrada, que llevó a la gente a presenciar y reconocer lo que los afroamericanos han vivido durante siglos: la subyugación indebida por parte de sistemas opresivos mientras tantos viandantes privilegiados que en su ceguera pasaban de largo sin querer mirar. Reconocer esta dolorosa realidad ha llevado a una efusión global de compasión tanto en forma de oración como de protesta por la justicia.
La evolución de un simple mirar a un ver y comprender nos alienta a tomar parte activa en esta realidad terrena: Dios puede quitar las escamas de nuestros ojos para presenciar las cosas de maneras nueva y liberadora. A medida que esas escamas caen, el Espíritu Santo ofrece la intuición, y también la convicción para responder de una manera nueva y sin límites. Una de las acciones de las iglesias y comunidades fue establecer una tienda de oración en la Plaza George Floyd, el lugar de su asesinato. De esta manera, estas iglesias y comunidades se unieron para ofrecer consuelo a aquellos que lloraban y se sentían oprimidos.
Unidad de los cristianos
El relato de Mateo de las Bienaventuranzas comienza presentando a Jesús que mira a la multitud. En esa multitud ha debido ver a los constructores de la paz, a los pobres de espíritu, a los limpios de corazón, a hombres y mujeres que lloraban, y a los que tenían hambre de justicia. En las bienaventuranzas, Jesús no solo ve el sufrimiento de las personas, sino que también les asigna una dignidad futura: hijos de Dios y herederos del reino de los Cielos. Como cristianos estamos llamados a mirar con atención el sufrimiento sagrado en que se encuentran nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Desafío
¿Cómo es tu compromiso con los grupos cristianos que afrontan la opresión en tu vecindario? ¿Cómo pueden las iglesias de tu localidad unirse para mostrar mayor solidaridad con aquellos que sufren la opresión?
Oración
Dios de justicia y bondad, quita las escamas de nuestros ojos para que podamos ver con sinceridad la opresión que nos rodea. Te lo pedimos en el nombre de Jesús que vio a las multitudes y tuvo compasión de ellas. Amén.
DÍA 5
Cantos de Sión en tierra extraña
Lecturas
Sal 137,1-4 Quienes nos deportaron nos pedían canciones, alegría quienes nos estaban oprimiendo: “¡Cantadnos un canto de Sión!”
Lc 23,27-31 Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad, más bien, por vosotras mismas y por vuestros hijos
Reflexión
El lamento del salmista se origina en el exilio de Judá en Babilonia, sin embargo, el dolor del exilio reverbera a través del tiempo y la cultura. Tal vez el salmista lanzó este canto hacia los cielos. Probablemente cada uno de estos versículos hayan sido pronunciados entre profundos sollozos de aflicción. Quizá este poema se escribiera fruto de un encogerse de hombros mostrando la indiferencia del que se ha instalado en la injusticia y se siente impotente para llevar a cabo un cambio significativo. Independientemente de cómo se hayan pronunciado estas palabras, la angustia de este pasaje encuentra resonancia en los corazones de aquellos que son tratados como extraños en otras tierras o en sus propias tierras.
La petición del salmo viene del opresor que reclama que lo haga reír y divertirse, a costa de unos cantos que reflejan un pasado “feliz”. Esa exigencia ha llegado también a todas las personas marginadas a lo largo de la historia. Ya sea en espectáculos de juglares6, o danzas de geishas7, o espectáculos de vaqueros e indios del Salvaje Oeste8, los opresores a menudo han exigido que las personas oprimidas actúen felices para garantizar su propia supervivencia. Su mensaje es tan simple como cruel; tus canciones, tus ceremonias, tu identidad cultural, lo que te hace sagradamente único, solo está permitido mientras está a nuestro servicio.
En este salmo se les da voz a las generaciones oprimidas. ¿Cómo podríamos cantar el canto del Señor mientras somos extranjeros en nuestra propia tierra? No cantamos para nuestros captores, sino para alabar a Dios. Cantamos porque no estamos solos, porque Dios nunca nos ha abandonado. Cantamos porque estamos rodeados de una nube de testigos. Los antepasados y los santos nos inspiran. Nos animan a cantar canciones de esperanza, canciones de libertad, canciones de liberación, canciones de una patria donde el pueblo es restaurado.
Unidad de los cristianos
El Evangelio de Lucas muestra que las personas, muchas de ellas mujeres, siguen a Jesús incluso mientras carga con la cruz hacia el Calvario. Este seguimiento es un discipulado fiel. Además, Jesús reconoce las situaciones difíciles y el sufrimiento que tendrán que soportar por cargar con fidelidad sus propias cruces.
Gracias al movimiento ecuménico, los cristianos de hoy pueden compartir himnos, oraciones, reflexiones y perspectivas a través de sus propias tradiciones. Los acogemos mutuamente como dones que nacen de la fe y del seguimiento que hacen tantos cristianos, en medio de grandes luchas, que pertenecen a comunidades distintas a las nuestras. Estos dones compartidos son riquezas que deben ser atesoradas y dan testimonio de la fe cristiana que compartimos.
Desafío
¿Cómo planteamos las historias de antepasados y santos que vivieron entre nosotros y han cantado canciones de fe, esperanza y liberación desde el cautiverio?
Oración
Dios de los oprimidos, abre nuestros ojos al dolor que continúa siendo infligido a nuestras hermanas y hermanos en Cristo. Que tu Espíritu nos dé el valor de cantar al unísono, y alzar nuestras voces con aquellos cuyo sufrimiento no es escuchado. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 6
Lo que hicisteis con uno de estos mis pequeños… a mí me lo hicisteis
Lecturas
Ez 34,15-20 Buscaré a las ovejas perdidas y haré volver a las descarriadas; vendaré a las heridas y robusteceré a las débiles.
Mt 25,31-40 Os aseguro que todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho.
Reflexión
En el Evangelio de Mateo, se nos recuerda que no podemos separar nuestro amor a Dios del amor a los demás. Amamos a Dios cuando alimentamos al hambriento, damos de beber al sediento, acogemos al extranjero, vestimos al desnudo, cuidamos al enfermo y visitamos al encarcelado. Cuando cuidamos y servimos al “más pequeño de mis hermanos”, estamos cuidando y sirviendo a Cristo mismo.
Los años 2020 y 2021 hicieron visible el inmenso sufrimiento entre los miembros de la familia de Dios. La pandemia mundial de Covid-19, junto con las disparidades económicas, educativas y ambientales, nos impactó de tal manera que se necesitarán décadas para la recuperación. Expuso el sufrimiento individual y colectivo en todo el mundo y unió a los cristianos en amor, empatía y solidaridad. Mientras tanto, en Minnesota, el asesinato de George Floyd por el oficial de policía Derek Chauvin puso de manifiesto la continua injusticia racial. El grito de Floyd de “no puedo respirar2 también fue el grito de muchos que sufren bajo el peso de la pandemia y la opresión.
Dios nos llama a honrar la sacralidad y la dignidad de cada miembro de la familia de Dios. Cuidar, servir y amar a los demás no muestra quiénes son ellos, sino quiénes somos nosotros. Como cristianos, debemos estar unidos en nuestra responsabilidad de amar y cuidar a los demás, pues nosotros mismos somos cuidados y amados por Dios. Al hacerlo, compartimos nuestra fe en las obras al servicio del mundo.
Unidad de los cristianos
El profeta Ezequiel describe a Dios, el Señor, como un pastor que cuida del rebaño reuniendo a los que se han desviado y vendando a los heridos. La unidad es el deseo del Padre para su pueblo y él continúa congregando en esta unidad, para que todos sean un mismo rebaño por la acción del Espíritu Santo. Por la oración nos abrimos para acoger al Espíritu que restaura la unidad de todos los bautizados.
Desafío
¿Cómo son invisibles los “más pequeños” para ti o tu iglesia? ¿Cómo pueden nuestras iglesias trabajar juntas para cuidar y servir a “los más pequeños”?
Oración
Dios de Amor, te damos gracias por tu infinito cuidado y amor hacia nosotros. Ayúdanos a cantar cantos de redención. Abre nuestros corazones para recibir tu amor y extiende tu compasión sobre toda la familia humana. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 7
Lo que ahora es no tiene por qué seguir siendo así
Lecturas
Jb 5,11-16 Así el indigente vive con esperanza pues la maldad cierra su boca.
Lc 1,46-55 Derribó a los poderosos de sus tronos y encumbró a los humildes.
Reflexión
Job estaba viviendo una buena vida e inesperadamente sufrió la pérdida de su ganado y sirvientes, y soportó la desolación por la muerte de sus hijos. Estaba sufriendo mental, corporal y espiritualmente. Todos experimentamos estos sufrimientos que afectan nuestras mentes, nuestros cuerpos y espíritus. Podemos alejarnos de Dios y de los demás. Podemos perder la esperanza. Sin embargo, como cristianos, estamos unidos en una misma fe de que Dios está con nosotros en medio de nuestro sufrimiento.
El 11 de abril de 2021 en Minnesota, Daunte Wright, un hombre afroamericano desarmado de veinte años fue asesinado a tiros por un oficial de policía blanco en un control rutinario de tráfico. Este incidente ocurrió durante el juicio de Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd.
No es difícil sentirse desesperado cuando se nos recuerda una y otra vez que vivimos en una sociedad fracturada que no reconoce, respeta y protege en plenitud la dignidad humana y la libertad de todos los seres humanos. Según el P. Bryan Massingale, un destacado profesor de ética social especialista en justicia racial, “la vida social la hacen los seres humanos. La sociedad en la que vivimos es el resultado de elecciones y decisiones humanas. Esto significa que los seres humanos pueden cambiar las cosas. Aquello que los seres humanos rompen, dividen y separan, puede ser también ser sanado, unido y restaurado con la ayuda de Dios. Lo que ahora es no tiene por qué seguir siendo así, esa es la esperanza y el desafío”.
En la oración, los cristianos hacen que sus corazones entren en armonía con el corazón de Dios, para amar lo que él ama y amar como él ama. Por tanto, la oración armoniza los corazones de todos los cristianos más allá de sus divisiones, para amar lo que Dios ama, a quienes él ama y como él ama, y para hacer que este amor se manifieste en nuestras obras.
Unidad de los cristianos
El Magníficat es el canto de alegría de María por todo lo que ve que Dios hace: restaurando el equilibrio entre los seres humanos al alzar a los humildes; reparando la injusticia al alimentar a los hambrientos; y recordando a Israel, su siervo. El Señor nunca olvida sus promesas ni abandona a su pueblo. Es fácil pasar por alto o subestimar la fe de aquellos que pertenecen a otras comunidades cristianas, particularmente si esas comunidades son pequeñas. Pero el Señor salva a su pueblo levantando a los humildes y reconoce el valor de cada uno. Estamos llamados a ver como él ve y a valorar a cada uno de nuestros hermanos y hermanas cristianos como él los valora.
Desafío
¿Cómo podemos unirnos en Cristo con la esperanza y la confianza de que Dios “cerrará la boca de la maldad”?
Oración
Dios de Esperanza, ayúdanos a recordar que estás con nosotros en el sufrimiento. Ayúdanos a encarnar la esperanza entre nosotros cuando la desesperanza venga a habitar sin más remedio en nuestros corazones. Concédenos el don de estar arraigados en tu Espíritu de amor, mientras trabajamos juntos para erradicar toda forma de opresión e injusticia. Concédenos el valor de amar lo que tú amas, a quienes tú amas y como tú amas, y de expresar este amor con nuestras obras. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
DÍA 8
La justicia restaura la comunión
Lecturas
Sal 82,1-4 Haced justicia al huérfano y al pobre, defended al humilde y al necesitado
Lc 18,1-8 ¿No hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche?
Reflexión
El Libro de los Salmos es una compilación de oraciones, alabanzas, lamentaciones y enseñanzas de Dios para nosotros. En el Salmo 82, Dios reclama una justicia que defienda los derechos humanos básicos, propios de toda persona: libertad, seguridad, dignidad, salud, igualdad y amor. El Salmo también hace una llamada a derogar los sistemas de disparidad y opresión, y corregir cualquier tipo de injusticia, corrupción o explotación. Esta es la justicia que nosotros, como cristianos, estamos llamados a promover. Como comunidad cristiana, hemos de unir nuestras voluntades y nuestras acciones a las de Dios, al tiempo que él realiza su salvación en la creación. La división, incluida la que se da entre los cristianos, siempre tiene su raíz en el pecado, y la redención, por el contrario, siempre restaura la comunión.
Dios nos llama a encarnar nuestra fe cristiana para actuar tomando conciencia de una verdad esencial: que cada persona es valiosa, que las personas son más importantes que las cosas, y que la consideración de cada estructura institucional en la sociedad está en función de si supone una amenaza para la dignidad de las personas, o si, por el contrario, promueve su dignidad. Toda persona tiene el derecho y la responsabilidad de participar en la sociedad, buscando juntos el bien común y el bienestar de todos, especialmente de los humildes y los indigentes.
En Jesús y los desheredados, el Revdo. Dr. Howard Thurman, que fue consejero espiritual del Revdo. Dr. Martin Luther King Jr. afirma que: “Debemos proclamar la verdad de que toda vida es una y que todos estamos unidos. Por lo tanto, es obligatorio que trabajemos por una sociedad en la que la persona más insignificante pueda encontrar refugio y descanso. Debéis poner vuestras vidas sobre el altar del cambio social para que dondequiera que estéis, allí esté cerca el Reino de Dios”.
Unidad de los cristianos
Jesús narra la parábola de la viuda y del juez injusto para enseñar al pueblo a “orar en cualquier circunstancia, sin jamás desanimarse” (Lc 18,1). Jesús ha ganado una victoria decisiva sobre la injusticia, el pecado y la división, y, como cristianos, nuestra tarea es acoger esta victoria, en primer lugar, en nuestros propios corazones a través de la oración y, en segundo lugar, en nuestras vidas a través de la acción. Que nunca nos desanimemos, sino que sigamos pidiendo en oración el don de la unidad de Dios y que manifestemos esta unidad en nuestras vidas.
Desafío
Como pueblo de Dios, ¿cómo deben comprometerse nuestras iglesias en la justicia que nos une amando y sirviendo a toda la familia de Dios?
Oración
Dios, Creador y Redentor de todas las cosas, enséñanos a mirarnos internamente para vivir arraigados en tu Espíritu de amor, para que podamos salir con sabiduría y valentía optando siempre por el camino del amor y la justicia. Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.
El Consejo de Iglesias de Minnesota9
El Consejo de Iglesias de Minnesota (CIM) es una organización denominacional. Las veintisiete congregaciones de Minnesota provienen de diversas denominaciones: Historic Black, Mainline Protestant, Pentecostal, Peace Church y Greco-ortodoxo, así como del Presbiterio de Dakota (nativo americano). El enfoque principal de su programa se basa actualmente en el reasentamiento y los servicios a los refugiados, las relaciones interreligiosas y la justicia social y racial.
Formado en 1947, el Consejo de Iglesias de Minnesota fue una fusión de varias organizaciones ecuménicas del estado de Minnesota. Aunque hubo una gran representación del protestantismo desde el inicio, los luteranos tardaron unos años en unirse. Su alcance ecuménico se amplió aún más cuando la Iglesia Ortodoxa Griega se unió al Consejo. La Iglesia Católica Romana nunca ha sido miembro del Consejo de Iglesias de MN, pero el CIM mantiene una estrecha relación con la Archidiócesis de St. Paul y Minneapolis y otras diócesis en todo el Estado de Minnesota. El CIM también ha establecido relaciones con evangélicos progresistas. A lo largo de su historia, el Consejo de Iglesias ha entablado fuertes vínculos con otras comunidades religiosas, incluyendo musulmanes, judíos, unitarios, budistas e hindúes.
Al principio, el CIM era representativo de las Iglesias Protestantes Blancas, dirigidas y compuestas predominantemente por blancos. A lo largo de los primeros cincuenta años, los problemas de racismo y el compromiso con las comunidades Black, Indigenous, and Person of Colour (BIPOC) hizo que estas se integraran en el CIM. El “racismo blanco”, los derechos civiles y las relaciones raciales se señalaron como temas a abordar. Se sucedió una programación activa con las comunidades cristianas nativas americanas. El Dr. Martin Luther King Jr. fue anfitrión de un evento en 1957 y el Director Ejecutivo de CIM asistió al funeral de King en Atlanta en 1968.
A mediados de la década de 1990, a través de un acuerdo con el Consejo de Iglesias del Área de St. Paul y el Consejo de Iglesias del Gran Minneapolis, se lanzó una estrategia contra el racismo llamada Minnesota Anti-Racism Initiative (MCARI). Durante más de 15 años, este esfuerzo en la formación y la evaluación del programa contra el racismo ha sido de gran utilidad para las iglesias, y también para instituciones educativas, así como para organizaciones sin ánimo de lucro.
A lo largo de su historia, el CIM interactuó con las denominaciones negras históricas y varias congregaciones afroamericanas. No fue hasta el siglo XXI que las cuatro denominaciones negras históricas con congregaciones en Minnesota llegaron a ser formalmente miembros. Para 2015, las siguientes iglesias se hicieron miembros: African Methodist Episcopal Church, Church of God in Christ, National Baptist Convention USA, y Pentecostal Assemblies of the World. En 2020, el Presbiterio de Dakota (nativo americano) y la denominación multirracial liderada por negros The Communion of Holy Christian Churches también se unieron al CIM, ampliando aún más la diversidad de sus veintisiete miembros.
Incluso con las denominaciones negras históricas como miembros, el Consejo siguió siendo abrumadoramente blanco en su liderazgo y estructuras. La junta directiva del CIM estaba compuesta por los máximos representantes de los órganos de gobierno de las denominaciones miembros y algunos miembros en general, lo que afianzaba el dominio blanco. Esto preocupó a los dirigentes del Consejo y se implicaron con más intensidad en el trabajo por la justicia racial en la sociedad. Se decidió que, para tener integridad en la labor de justicia racial, las estructuras de gobierno debían reflejar el mismo compromiso con la equidad racial.
En 2018, el CIM cambió intencionadamente su estructura, estableciendo que los representantes de las denominaciones negras ocuparían los puestos de presidente y vicepresidente en la futura junta del Consejo. Esto hizo que el liderazgo negro fuera el que marcara la toma de decisiones en el gobierno del CIM. A continuación, se aseguró que los diez miembros del CIM fueran mayoritariamente BIPOC.
En 2019, el CIM formó una comisión llamada Vision and Program compuesta por veinte líderes para establecer las líneas de trabajo futuras del Consejo. Este grupo tenía una representación equitativa de nativos americanos, afroamericanos, latinos, asiático-americanos y blancos. Una mayoría significativa del grupo era menor de cuarenta años. La mayoría eran mujeres. Este colectivo se encargó de proponer un futuro multirracial para el CIM más allá del binario racial denominacional negro-blanco de los Estados Unidos.
En 2020, la junta directiva del CIM aprobó un cambio en los estatutos para agregar suficientes miembros en general, de manera que se garantizara que la junta fuese mayoritariamente BIPOC. En 2021, el CIM constituyó, por primera vez en su historia, una junta directiva formada en su mayoría por mujeres BIPOC.
Unas semanas después de la muerte de Floyd, el órgano de gobierno del CIM comenzó a estudiar lo que se requería para dar una respuesta al racismo subyacente en Minnesota. El objetivo era transformar el sistema que había provocado que Minnesota estuviera considerada como uno de los lugares con mayor disparidad de Estados Unidos. En septiembre de 2020, la junta directiva del Consejo de Iglesias de Minnesota aprobó un organismo llamado 3-Point Action Platform for Racial Justice que se centraría en mostrar la verdad, en la educación y en la reparación. Esta plataforma para el cambio fue crucial para el CIM en la época posterior a la muerte de George Floyd en lo que supuso la búsqueda de una mayor equidad racial en el estado de Minnesota, comenzándose así un proceso basado en contar la verdad sobre el racismo e invertir en la reparación del daño que el racismo causa.
Este camino de verdad y reparación afronta el daño histórico causado a las comunidades nativas americanas y afroamericanas en Minnesota. A medida que los inmigrantes y refugiados llegan de países latinoamericanos, africanos, asiáticos, árabes y otros, se ven afectados por las estructuras preexistentes que crean desigualdad. Centrarse en las estructuras que dañan a las comunidades negras e indígenas beneficia a otras que también se ven afectadas.
El trabajo de verdad y reparaciones tiene un enfoque estatal. El alcance geográfico de las denominaciones miembros del Consejo de Iglesias de Minnesota es tal que juntos tienen congregaciones en casi todas las comunidades del estado. A través de los jefes de las veintisiete comuniones de miembros, CIM puede iniciar programas en zonas rurales, pueblos pequeños, ciudades medianas, suburbios y Minneapolis y St. Paul.
Este organismo del CIM, 3-Point Action Platform, promueve:
1. Contar la verdad: el CIM es una voz moral fuerte para pedir que se diga la verdad, se pida perdón, se abogue por reparaciones y que los sistemas trabajen por el cambio. Decir la verdad también incluye mencionar la complicidad de las comunidades religiosas en la injusticia racial. Esta iniciativa de verdad y reparaciones utiliza el decir la verdad para desafiar las narrativas dominantes que refuerzan la supremacía blanca con el fin de revelar historias de base que hagan salir a la luz las desigualdades, de esa manera se podrá obrar la transformación. La narración de la verdad se lanza en diversos contextos del Estado, a nivel regional y en ciudades y pueblos. Las narrativas se configuran a través de la construcción de relaciones más profundas con las comunidades tribales y los líderes de las comunidades negras. Los temas incluyen: vigilancia policial, tierra, salud, educación, riqueza, empleo, vivienda, etc.
2. Educación: Las denominaciones y congregaciones son equipadas con una formación anti racial, competencia cultural, desarrollo del liderazgo y otros similares.
3. Reparaciones en comunidades indígenas y negras: El objetivo es reparar el daño causado por el racismo. El CIM lleva a cabo un proceso de reparaciones y equidad en todo el estado de Minnesota en entidades gubernamentales, comerciales, académicas y de otro tipo. El CIM constituye un poder moral y de coalición para pedir, legislar y entregar reparaciones que aborden las injusticias históricas e infundan igualdad en las estructuras actuales que afectan a las comunidades negras e indígenas. El trabajo de reparación requiere relaciones sólidas con líderes indígenas y negros para tener éxito. Incluso la forma en que se entregan las reparaciones debe ser determinada por las comunidades negras e indígenas. Esto se coordinará con el proceso de contar la verdad.
En 2021, se contrataron codirectores de justicia racial en el CIM de las comunidades negras e indígenas de Minnesota y se lanzó el proceso de contar la verdad. Se iniciaron conversaciones y se establecieron alianzas para iniciar con éxito un proceso de reparación dirigido por la comunidad basado en la verdad sobre la historia y el daño actual que provoca el racismo. Se espera que este proceso de contar la verdad, educar y reparar dure al menos diez años.