El pasado 16 de junio ha tenido lugar la Reunión General del Montepío del Clero de la Archidiócesis compostelana. Han participado en ella, junto a los Delegados de años anteriores, algunos sacerdotes de los que se han comprometido últimamente con esta Obra Social. Algunos de los sacerdotes asistentes a la Junta pertenecen a la Junta Directiva, y se reúnen todos los meses, mientras que los otros tratan de responder a las solicitudes de prestación de los miembros del Montepío ofreciéndoles el impreso oportuno, para que puedan solicitar la prestación por enfermedad. De acuerdo con los Estatutos, se excluyen las prestaciones por accidente o por una situación provocada por un accidente.
En la actualidad un tercio de los sacerdotes de nuestra Diócesis son miembros del Montepío del Clero. Por parte de los que gestionan de un modo más directo el Montepío, se han abierto las puertas para que los menores de sesenta años puedan acceder sin pagar nada de cuota de entrada: basta con que entreguen cada mes 10 .
Uno de los sacerdotes que se han inscrito en el pasado mes de junio, decía en su carta: “Estoy encantado de unirme al grupo de sacerdotes del Montepío. Al menos tendré alguien que celebre Misas cuando me haya muerto…”. Esto sucede porque el Montepío se encarga de celebrar por cada uno de sus socios que fallezca un novenario de Misas, además de una Misa anual por todos los socios difuntos. En otros tiempos el sacerdote secular solía tener consigo una hermana que, si le sobrevivía, se encargaba de encargar sufragios a favor del sacerdote difunto. Eso hoy ya no es tan común, y no suele ser muy frecuente que otros familiares se encarguen de que se celebren Misas por el eterno descanso del sacerdote fallecido. De ahí que el Montepío cubra con gozo ese ámbito. En los últimos tiempos se ha tenido un novenario en
San Pelayo por los últimos socios fallecidos, y han asistido familiares y conocidos de los miembros difuntos todos los días del novenario.
La fuente primordial de los recursos económicos de la Mutua la constituyen los ingresos mensuales de los socios, junto a la generosidad de algunos sacerdotes donantes o que no solicitan la prestación a la que tendrían derecho. De ese modo se puede atender, con más limitaciones de las que serían de desear, las prestaciones realizadas a varios compañeros sacerdotes, miembros de esta Obra social, que han ascendido en el último año a una cantidad que se aproxima a los 10.000 €.
Pensando en la savia joven que pueda dar nueva vida a esta Obra social, se ha hecho una nueva convocatoria para conseguir nuevos socios y mirar así por los sacerdotes que a esa Obra pertenecen. Los sobres para la respuesta están en manos de los que podrían ser nuevos miembros, en espera de que confirmen su adhesión. Esperamos que, antes del mes de agosto, como sucedió el año pasado, se den muchos de alta, para bien de ellos mismos y de todo el presbiterio diocesano.