18 al 25 de enero de 2021
LEMA: Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia
(cf. Juan 15, 5-9)
TEXTO BÍBLICO: Juan 15, 1-17
Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. El Padre corta todos mis sarmientos improductivos y poda los sarmientos que dan fruto para que produzcan todavía más. Vosotros ya estáis limpios, gracias al mensaje que os he comunicado. Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros. Ningún sarmiento puede producir fruto por sí mismo sin estar unido a la vid; lo mismo os ocurrirá a vosotros si no permanecéis unidos a mí. Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como se hace con el sarmiento improductivo que se seca; luego, estos sarmientos se amontonan y son arrojados al fuego para que ardan. Si permanecéis unidos a mí y mi mensaje permanece en vosotros, pedid lo que queráis y lo obtendréis. La gloria de mi Padre se manifiesta en que produzcáis fruto en abundancia y os hagáis discípulos míos. Como el Padre me ama a mí, así os amo yo a vosotros. Permaneced en mi amor. Pero solo permaneceréis en mi amor si cumplís mis mandamientos, lo mismo que yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho esto para que participéis en mi alegría y vuestra alegría sea completa. Mi mandamiento es este: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. El amor supremo consiste en dar la vida por los amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no está al tanto de los secretos de su amo. A vosotros os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros. Y os he destinado para que os pongáis en camino y deis fruto abundante y duradero. Así, el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. Lo que yo os mando es que os améis los unos a los otros.
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
PREPARACIÓN DEL MATERIAL
Del 15 al 18 de septiembre de 2019 se reunía en Grandchamp (Areuse, en el cantón de Neuchatel, Suiza) un grupo internacional designado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias con el objetivo de preparar los materiales de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del año 2021. El Consejo Mundial de Iglesias había invitado a la Comunidad de Grandchamp a elegir un tema y redactar un texto para la Semana de Oración. Durante varios meses toda la Comunidad había trabajado en la elaboración de un borrador, que sería el texto base para el trabajo de redacción con el grupo internacional. Cuatro de las hermanas también trabajaron con el grupo internacional durante la reunión de septiembre. La reunión fue presidida conjuntamente por el director de la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, el Rvdo. Odair Pedroso Mateus y el Rvdo. Anthony Currer del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
La Comunidad de Grandchamp es una comunidad monástica que congrega a hermanas de diferentes Iglesias y países. La Comunidad fue fundada en la primera mitad del siglo XX, y desde sus inicios estableció estrechos vínculos tanto con la Comunidad de Taizé como con el P. Paul Couturier, una figura fundamental en la historia de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Hoy hay alrededor de cincuenta hermanas en la comunidad comprometidas con la búsqueda de la reconciliación entre los cristianos, entre todos los que forman la familia humana y con toda la creación.
El tema elegido por el grupo local fue Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia (cf. Jn 15, 5-9). Esto ha hecho que las hermanas pudieran compartir la experiencia y la sabiduría de la vida contemplativa, es decir, de lo que significa permanecer en el amor de Dios y de los frutos de la oración: una comunión más cercana con los hermanos y hermanas en Cristo y una mayor solidaridad con toda la creación.
Las primeras hermanas experimentaron el dolor de la división entre las Iglesias cristianas… Por ello, desde sus comienzos, la oración por la unidad de los cristianos ha estado en el centro de la vida de la comunidad. Este compromiso, junto con los tres pilares de Grandchamp, la oración, la vida comunitaria y la hospitalidad, constituyen la base de estos materiales.
A continuación, desarrollan estos principios:
• Permanecer en el amor de Dios es reconciliarse con uno mismo
• De permanecer en Cristo a dar frutos
• Permaneciendo en Cristo, la fuente de todo amor, el fruto de la comunión crece
• Permaneciendo en Cristo, el fruto de la solidaridad y del testimonio crece.
BUSCARLA UNIDAD DURANTE TODO EL AÑO
En el hemisferio norte la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo, que tienen un hondo significado. En el hemisferio sur donde el mes de enero es tiempo de vacaciones de verano, las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrar la Semana de Oración, por ejemplo, en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926), que representa también otra fecha significativa para la unidad de la Iglesia.
Teniendo presente esta exigencia de flexibilidad, invitamos a utilizar estos materiales a lo largo de todo el año para expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado y orar juntos para llegar a la plena unidad querida por Cristo.
Dos son los documentos básicos que ofrecen los Materiales de la Semana de 2021: La Celebración Ecuménica con tres Vigilias y las REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES para cada día del Octavario.
REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONESPARA CADA DÍA DEL OCTAVARIO
DÍA 1: Llamados por Dios
“No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os elegí a vosotros” (Juan 15, 16a)
Génesis 12, 1-4: La llamada de Abraham
Juan 1, 35-5: La llamada de los primeros discípulos
Reflexión
El comienzo de este itinerario es un encuentro entre el ser humano y Dios, entre la criatura y el Creador, entre el tiempo y la eternidad.
Abraham escuchó la llamada: “Ve a la tierra que te mostraré”. Al igual que Abraham, estamos llamados a dejar lo que nos es familiar e ir al lugar que Dios nos ha preparado en lo más profundo de nuestro corazón. En el camino, nos transformamos más y más en nosotros mismos, en las personas que Dios ha deseado que seamos desde el principio. Y al seguir la llamada que Dios nos hace, nos convertimos en una bendición para nuestros seres queridos, para aquellos que están a nuestro lado y para nuestro mundo.
El amor de Dios nos busca. Dios se hizo humano en Jesús, en quien encontramos la mirada de Dios. En nuestras vidas, como en el Evangelio de Juan, la llamada de Dios se escucha de diferentes formas. Acariciados por su amor nos ponemos en marcha. Y este encuentro nos lleva por sendas de transformación, en la que avanzamos bajo el resplandor de ese comienzo de amor que siempre se renueva.
Un día llegaste a comprender que, sin darte cuenta de ello, ya estaba inscrito en lo más profundo de tu ser un “sí” al Señor. Y fue así como te decidiste a seguir los pasos de Cristo… En el silencio de la presencia del Señor, le escuchaste decir: “Ven, sígueme; te daré un lugar para el descanso de tu corazón”.
Las fuentes de Taizé (2000), p.52
Oración
Jesucristo, Tú nos buscas, deseas ofrecernos tu amistad
y llevarnos a una vida cada vez más plena.
Danos la confianza para responder a tu llamada,
para que nos dejemos transformar
y nos convirtamos en testigos de tu ternura para el mundo.
DÍA 2: Madurar internamente
“Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros” (Juan 15, 4a)
Efesios 3, 14-21 Que Cristo habite en nuestros corazones.
Lucas 2, 41-52 María guardaba todas estas cosas en su corazón
Reflexión
El encuentro con Jesús da lugar al deseo de estar en Él y permanecer en Él: es el tiempo en el que el fruto madura.
Siendo como nosotros, plenamente humano, Jesús creció y maduró. Vivió una vida simple, arraigada en las prácticas de su fe judía. En esta vida oculta en Nazaret, donde aparentemente no sucede nada extraordinario, era el Padre quien lo alimentaba.
María contempló las acciones de Dios en su vida y en la de su hijo. Ella atesoraba todas estas cosas en su corazón. Así, poco a poco, ella abrazó el misterio de Jesús.
También nosotros necesitamos un largo período de maduración, toda una vida, para sumergirnos en la profundidad del amor de Cristo, para dejar que él permanezca en nosotros y para que nosotros podamos permanecer en él. Sin que sepamos cómo, el Espíritu hace que Cristo habite en nuestros corazones. Y es a través de la oración, de la escucha de la Palabra, del compartir con otros y poner en práctica lo que hemos entendido, cómo nuestra interioridad se fortalece.
Si dejamos que Cristo descienda a las profundidades de nuestro ser… Él penetrará en la mente y en el corazón, alcanzará nuestra carne hasta nuestro ser más íntimo, hasta que nosotros experimentemos algún día las profundidades de la misericordia.
Las fuentes de Taizé (2000), p.134
Oración
Espíritu Santo,
haz que recibamos en nuestros corazones la presencia de Cristo,
y apreciarlo como un secreto de amor.
Alimenta nuestra oración,
ilumina nuestra lectura de las Escrituras,
actúa a través de nosotros
para que los frutos de tus dones puedan pacientemente crecer en nosotros.
DÍA 3: Formar un solo cuerpo
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Juan 15, 12b)
Colosenses 3, 12-17 Vístete de compasión
Juan 13, 1-15; 34-35 Amaos los unos a los otros
Reflexión
En la víspera de su muerte, Jesús se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos. Sabía la dificultad de vivir juntos y la importancia del perdón y el servicio mutuo. “A menos que te lave”, le dijo a Pedro, “no tienes nada que compartir conmigo”.
Pedro aceptó que Jesús se pusiera a sus pies; fue lavado y tocado por la humildad y ternura de Cristo. Más tarde seguiría el ejemplo de Jesús y serviría a la comunidad de los fieles de la Iglesia primitiva.
Jesús desea que la vida y el amor fluyan a través de nosotros como la savia a través de la vid, para que las comunidades cristianas sean un solo cuerpo. Pero tanto hoy como en el pasado, no es fácil vivir juntos. A menudo nos enfrentamos a nuestras propias limitaciones. A veces no amamos lo suficiente a quienes están cerca de nosotros en la comunidad, la parroquia o la familia. Hay momentos en los que nuestras relaciones se rompen por completo.
Cristo nos llama a revestirnos de compasión, y nos ofrece siempre nuevas oportunidades de comenzar. Tomar conciencia de que somos amados por Dios nos mueve a aceptarnos mutuamente con nuestras virtudes y defectos. Es entonces cuando reconocemos la presencia de Cristo en medio de nuestras vidas.
Desde tu pequeñez, ¿eres artífice de reconciliación en la comunión del amor, que es el Cuerpo de Cristo, su Iglesia? ¡Alégrate! Estás sostenido por la comunidad. Ya no estás solo, en todas las cosas avanzas junto con tus hermanos y hermanas. Con ellos, estás llamado a vivir la parábola de la comunidad.
Las fuentes de Taizé (2000), pp. 48-49
Oración
Dios, Padre nuestro,
Tú nos revelas tu amor en Cristo y a través de nuestros hermanos y hermanas.
Abre nuestros corazones para que podamos aceptarnos
con nuestras diferencias y vivir reconciliados.
Concédenos vivir unidos en un solo cuerpo,
para que se manifieste el regalo de nuestra propia persona.
Que juntos seamos un reflejo de Cristo vivo.
DÍA 4: Orar juntos
“Ya no os llamaré siervos… A vosotros os llamo amigos” (Juan 15, 15)
Romanos 8, 26-27 El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad.
Lucas 11, 1-4 Señor, enséñanos a orar
Reflexión
Dios ansía relacionarse con nosotros. Nos busca como buscaba a Adán, llamándolo en el jardín: “¿Dónde estás?” (Génesis 3, 9)
En Cristo, Dios vino a nuestro encuentro. Jesús vivió en oración, íntimamente unido a su Padre, mientras establecía relaciones de amistad con sus discípulos y con todos lo que encontraba. Les dio a conocer lo que era más preciado para él: la relación de amor con su Padre, que es también nuestro Padre. Jesús y los discípulos, arraigados en la riqueza de su tradición judía, cantaron salmos juntos. En otras ocasiones, Jesús se retiraba para orar en soledad.
La oración puede ser individual o compartida con otros. Puede expresar asombro, queja, intercesión, acción de gracias o simple silencio. A veces el deseo de rezar está ahí, pero se tiene la sensación de no poder hacerlo. Dirigirse a Jesús y decirle “enséñame” puede allanar el camino. Nuestro mismo deseo, es ya oración.
Reunirse en un grupo nos ofrece apoyo. A través de himnos, palabras y silencio, se crea comunión. Si rezamos con cristianos de otras tradiciones, nos sorprenderá sentirnos unidos por un vínculo de amistad que proviene de Aquel que está más allá de toda división. Las formas pueden variar, pero es el mismo Espíritu quien nos une.
En lo cotidiano de nuestra oración común, el amor de Jesús brota dentro de nosotros, no sabemos cómo. La oración común no nos exime de la oración personal. La una sostiene a la otra. Dediquemos un tiempo cada día para renovar nuestra intimidad personal con Jesucristo.
La regla de Taizé en francés e inglés
(Sociedad para la Promoción del
Conocimiento Cristiano,
Gran Bretaña), pp. 19 y 21
Oración
Señor Jesús,
toda tu vida fue oración, perfecta armonía con el Padre.
A través de tu Espíritu, enséñanos a orar según tu voluntad de amor.
Que los fieles del mundo entero se unan en intercesión y alabanza.
y que venga tu reino de amor.
DÍA 5: Dejarse trasformar por la Palabra
“Vosotros ya estáis limpios por la palabra…” (cf. Juan 15, 3)
Deuteronomio 30, 11-20 La palabra de Dios está muy cerca de ti
Mateo 5, 1-12 Bienaventurado
Reflexión
La Palabra de Dios está muy cerca de nosotros. Es una bendición y una promesa de felicidad. Si abrimos nuestros corazones, Dios nos habla y pacientemente transforma lo que se está muriendo en nosotros. Elimina lo que impide el crecimiento de la vida real, así como el viñador poda la vid.
Meditar regularmente un texto bíblico, solo o en grupo, cambia nuestra perspectiva.
Muchos cristianos rezan las Bienaventuranzas todos los días. Las Bienaventuranzas nos revelan una felicidad que está oculta en aquello que aún no se ha cumplido, una felicidad que permanece a pesar del sufrimiento: bienaventurados aquellos que, tocados por el Espíritu, ya no retienen sus lágrimas, sino que las dejan fluir y así reciben consuelo. A medida que descubren la fuente oculta dentro de su paisaje interior, crece en ellos el hambre de justicia y la sed de comprometerse con otros por un mundo de paz.
Estamos llamados constantemente a renovar nuestro compromiso con la vida a través de nuestros pensamientos y acciones. Hay momentos en los que ya disfrutamos, aquí y ahora, de la bendición que se cumplirá al final de los tiempos.
Ora y trabaja para que Dios reine.
Que durante toda la jornada la Palabra de Dios vivifique tu trabajo y tu descanso.
Mantén en todo el silencio interior para que puedas habitar en Cristo.
Deja que el espíritu de las Bienaventuranzas colme tu vida: alegría, sencillez, misericordia.
(Estas palabras las recitan diariamente las Hermanas de Grandchamp).
Oración
Bendito seas, Dios Padre nuestro,
por el don de tu palabra en la Sagrada Escritura.
Bendito seas por su poder transformador.
Ayúdanos a elegir la vida y guíanos con tu Espíritu,
para que podamos experimentar la felicidad
que tanto deseas compartir con nosotros.
DÍA 6: Acoger a los demás
“Poneos en camino y dad fruto abundante y duradero” (cf. Juan 15, 16b)
Génesis 18, 1-5: Abraham recibe a los ángeles en el Roble de Mamre
Marcos 6, 30-44: La compasión de Jesús por las multitudes.
Reflexión
Cuando nos dejamos transformar por Cristo, su amor crece y da fruto en nosotros.
Acoger al otro es una forma concreta de compartir el amor que está dentro de nosotros. A lo largo de su vida, Jesús acogió a todos los que encontró. Los escuchó y se dejó tocar por ellos sin tener miedo de su sufrimiento.
En el relato de la multiplicación de los panes, Jesús se conmueve y siente compasión después de ver a la multitud hambrienta. Él sabe que toda la humanidad necesita ser alimentada, y que solo él puede satisfacer realmente el hambre de pan y la sed de vida. Pero no desea hacer esto sin sus discípulos, sin contar con ese poco que ellos podían ofrecer: cinco panes y dos peces.
Incluso hoy nos llama a ser colaboradores suyos en su incondicional preocupación por los demás. A veces, algo tan pequeño como una mirada amable, un oído atento o nuestra presencia es suficiente para que una persona se sienta acogida. Cuando le ofrecemos nuestras pobres habilidades a Jesús, él las usa de una manera sorprendente.
Entonces experimentamos lo que hizo Abraham, porque es dando que recibimos, y cuando acogemos a los demás, somos bendecidos en abundancia.
Es Cristo mismo a quien recibimos como invitado.
La regla de Taizé en francés e inglés (2012), p.103
¿Encontrarán en nosotros las personas que acogemos día tras día, hombres y mujeres radiantes con Cristo, nuestra paz?
Las fuentes de Taizé (2000), p. 60
Oración
Jesucristo, deseamos acoger a los hermanos y hermanas que están con nosotros.
Sabes cómo nos sentimos frecuentemente impotentes ante su sufrimiento, sin embargo, siempre tú siempre estás ahí delante de nosotros y ya los has acogido en tú compasión.
Háblales a través de nuestras palabras, apóyalos a través de nuestros actos, y deja que tu bendición descanse sobre todos nosotros.
DÍA 7: Crecer en unidad
“Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos” (Juan 15, 5a)
1 Corintios 1, 10-13; 3, 21-23: ¿Está dividido Cristo?
Juan 17, 20-23: Como tú y yo somos uno
Reflexión
En la víspera de su muerte, Jesús oró por la unidad de aquellos que el Padre le había entregado: “para que todos sean uno… para que el mundo crea”. Unido a él, como el sarmiento a la vid, compartimos su misma savia que circula en nosotros y nos revitaliza.
Cada tradición busca llevarnos al corazón de nuestra fe: la comunión con Dios, a través de Cristo, en el Espíritu. Cuanto más vivimos esta comunión, más nos unimos con otros cristianos y con toda la humanidad. Pablo denuncia una actitud que ya había amenazado la unidad de los primeros cristianos: absolutizar la propia tradición en detrimento de la unidad del cuerpo de Cristo. Las diferencias se convierten entonces en divisiones en lugar de enriquecernos mutuamente. Pablo tuvo una visión muy amplia: “Todos son tuyos, y tú eres de Cristo, y Cristo es de Dios” (1 Cor 3, 22-23).
La voluntad de Cristo nos compromete con un camino de unidad y reconciliación.
También nos compromete a unir nuestra oración a la suya: “que todos sean uno… para que el mundo crea” (Jn 17, 21).
Nunca os resignéis al escándalo de la separación de los cristianos que con tanta facilidad profesan el amor al prójimo y, sin embargo, permanecen divididos. Haz de la unidad del cuerpo de Cristo tu incansable preocupación.
La regla de Taizé en francés e inglés (2012), p.13
Oración
Espíritu Santo, fuego vivificador y aliento suave,
ven y permanece en nosotros.
Renueva en nosotros la pasión por la unidad,
para que podamos vivir conscientes del vínculo que nos une a ti.
Que todos los que nos hemos entregado a Cristo en el bautismo
nos unamos y demos testimonio de la esperanza que nos sostiene.
DÍA 8: Reconciliarse con toda la creación
“Para que participéis en mi alegría y vuestra alegría sea completa” (Juan 15, 11)
Colosenses 1, 15-20: En él todas las cosas se mantienen unidas
Marcos 4, 30-32: Tan pequeño como una semilla de mostaza
Reflexión
El himno a Cristo en la Epístola a los Colosenses nos invita a cantar la alabanza de la salvación de Dios, que abarca todo el universo. A través de Cristo crucificado y resucitado, se ha abierto un camino de reconciliación; la creación también está destinada a un futuro de vida y de paz.
Con los ojos de la fe, vemos que el reino de Dios es una realidad muy cercana pero también muy pequeña, apenas visible, como una semilla de mostaza. Sin embargo, está creciendo. Incluso en la angustia de nuestro mundo, el Espíritu del Resucitado está trabajando. Nos alienta a involucrarnos, con todas las personas de buena voluntad, en la búsqueda incansable de la justicia y la paz, y a asegurarnos de que la tierra vuelva a ser un hogar para todas las criaturas.
Participamos en la obra del Espíritu: que la creación en toda su plenitud pueda continuar alabando a Dios. Cuando la naturaleza sufre, cuando los seres humanos son aplastados, el Espíritu del Cristo resucitado no permite que nos descorazonemos, sino que nos invita a tomar parte en la obra de la salvación.
La novedad de la vida que trae Cristo, por oculta que sea, es una luz de esperanza para muchos. Es una fuente de reconciliación para toda la creación y contiene un gozo que nos trasciende: “para que mi gozo pueda estar en ti, y que tu gozo sea completo” (Juan 15,11).
¿Te gustaría celebrar la novedad que la vida de Cristo te ofrece a través del Espíritu Santo y dejar que viva en ti, y entre nosotros, y en la Iglesia, y en el mundo y en toda la creación?
Segunda promesa hecha durante la profesión
en la Comunidad de Grandchamp.
Oración
Trinidad Santa, te damos las gracias por habernos creado y amado.
Te agradecemos tu presencia en nosotros y en la creación.
Haz que podamos aprender a mirar el mundo como tú lo miras, con amor.
Con la esperanza de esta visión, haz que podamos trabajar por un mundo donde florezca la justicia y la paz, por la gloria de tu nombre.
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NOTA: La Comisión diocesana de Ecumenismo suele enviar el material del Octavario por medio de los Arciprestes y en retiros sacerdotales, de forma más personalizada ajustando el material a las necesidades, evitando gastos excesivos en material o envío. Dadas las circunstancias actuales se enviará más adelante el material, junto con una hoja litúrgica para esos días, a través del correo electrónico para cada sacerdote, y se estudiará la forma del reparto de material físico. Si alguien desea confirmar su recepción, incorporar otro email o especificar el envío físico de material y cuánto (cartel, folleto, hoja litúrgica), o promover una celebración por la Unidad en su zona, además de las tres habituales (Coruña, Santiago, Pontevedra) por favor comuníquese con: francisco.br.76@gmail.com