“Mira, hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5)
Queridos Miembros de la Vida Consagrada:
En este Año Santo Compostelano me es grato también caminar con vosotros en esta Iglesia compostelana. Fácilmente en estas circunstancias que nos tocan vivir nos dejamos llevar por la visión estadística que trata de ofrecernos unos apuntes de la realidad, constatando la disminución de vocaciones y la elevada edad de los miembros de las distintas comunidades. Ciertamente son observaciones a las que nuestra inquietud no es ajena. Pero no debéis quedaros en esa visión humana que puede llevaros a un discernimiento no preciso de la realidad de la Vida Consagrada. Sin ocultar la realidad preocupante en esta etapa, es momento de transformar con creatividad el compromiso vocacional preguntándoos
¿qué os dice el Señor del tiempo y de la historia, el Alfa y el Omega, a quienes peregrinan en esta tribulación?1 También como al evangelista San Juan se os responde hoy: “No temas; yo soy el Primero y el Último, el Viviente; estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del abismo” (Ap 1,17-18). “Mira, hago nuevas todas las cosas… Estas palabras son fieles y verdaderas” (Ap 21,5). Es necesario avivar el amor primero (cf. Ap 2) en este camino de vuelta que como los discípulos de Emaús habrá que realizar, recuperando “el valor de la palabra que un día cada miembro de la Vida Consagrada regaló como respuesta
1 Cf. Capítulos 2 y 3, 21 y 22 del Libro del Apocalipsis.
al Señor de la vocación”. Estoy seguro que como María guardáis muchas cosas en vuestro corazón y experimentáis que donde falla la percepción de los sentidos y del lenguaje, aparece el silencio que posibilita el encuentro con Cristo, centro de la existencia, y que se transforma en creatividad y libertad, claves para seguir interpretando la sinfonía de vuestras vidas, tan necesarias en el peregrinar de la Iglesia. Sentir el silencio, por paradójico que parezca, es ponerse a la escucha. También nosotros os escuchamos, valoramos y queremos, sintiéndonos cercanos en esta generación de procesos que estáis realizando para responder a lo que el Espíritu os pide en este momento eclesial.
La Vida Consagrada en espíritu sinodal
El lema de la Jornada de Vida Consagrada en este año es: “Caminando juntos”. Dice un proverbio africano: “Si quieres ir de prisa, vete solo; si quieres llegar lejos, vete acompañado”. En este espíritu sinodal subrayado por el Papa Francisco, caminamos juntos con vosotros desde vuestra consagración, compartiendo la escucha, la comunión y la misión. En esta sintonía tres pasajes del Evangelio nos pueden servir como indicadores en nuestro caminar juntos: El pasaje de los discípulos discutiendo quien es el más importante y enfadándose porque la Madre de Santiago y Juan ha pedido al Señor un puesto de honor para ellos (cf. Mt 20,20-28). El de los discípulos de Emaús en el que vemos que Jesús (cf. Lc 24,13-35) se hace a su camino cuando iban a su aldea, los acompaña, les explica las escrituras y ellos le invitan a cenar. El pasaje en que Pedro anima a los demás apóstoles a salir a pescar con él y después de una noche laboriosa vuelven las redes vacías. Es posible que alguno disgustado manifestase que no había merecido la pena salir a pescar, señalando culpables y pidiendo
responsabilidades. Jesús resucitado sale a su encuentro y les indica donde hay que echar las redes que ahora vuelven a la orilla repletas de peces (cf. Jn 21). Tal vez nos suceda hoy lo mismo en otro orden de situaciones, pero esta actitud está lejos de la comunión, participación y misión que conlleva el espíritu sinodal, todos implicados conforme al carisma recibido. Se trata de recorrer juntos el camino, abrazando nuestra diversidad. Somos piedras vivas en la construcción del cuerpo de Cristo y levadura en la masa en medio de la humanidad, cultivando un diálogo sincero y objetivo, y haciéndolo con claridad, mansedumbre, confianza y prudencia. “Las personas consagradas son testigos del reino en medio del mundo. De esta manera, soñando juntos, rezando juntos y participando juntos contribuyen decisivamente para que la Iglesia sinodal no sea un espejismo, sino un verdadero sueño que pueda hacerse realidad”2. Se nos llama a leer los signos de nuestros tiempos, tratando de responder a las preguntas que nos hacen, sin renunciar a lo esencial de nuestra identidad. Como María hemos de escuchar, discernir y actuar, buscando y dejándose buscar. Jesús camina con nosotros. Camino, discernimiento y decisión son realidades propias de un caminar juntos, no conformándonos simplemente con pintar la fachada.
Sentir diocesano con la Vida Consagrada
La Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela os acompaña, queridos miembros de Vida Consagrada, con la estima, el afecto y la oración dando gracias a Dios por este don inapreciable y pidiendo que el Señor os conceda la fuerza
2 Presentación de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, 2022.
necesaria con su Espíritu para realizar la misión que se os ha encomendado. ¡Ultreia e Esuseia! Como peregrinos miremos hacia arriba y caminemos hacia adelante. Al agradeceros todo lo que sois y estáis haciendo en nuestra iglesia diocesana, os saluda con todo afecto, recordando especialmente a los Miembros enfermos de vuestras comunidades, y bendice en el Señor,
+ Julián Barrio Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela.